domingo, 19 de abril de 2015

Ni ojos buenos

Doblando las  agujas. El tiempo se está yendo a otro lugar y yo sigo aquí doblando las agujas.
No espero nada. Ciertamente, solo estoy dejando ver como se va el tiempo. Así avanza y mientras avanza, yo muero un poco más. El mundo a mi no me dio nada. No hizo nada por mi. Miren como se empañan mis antejos.
¿Qué me dio el mundo? Ni siquiera unos buenos ojos, ni eso. Pero ahí están los pacifistas. Lacras inmunda si los hay. Ellos siempre viendo todo color rosa y a mi se me empañan los lentes una vez más.

martes, 14 de abril de 2015

Eduardo

Una vez más te encuentras perdiendo en esta puta vida. Aún te preguntas cuanto tienes que remarla para llegar a la orilla, sin parecer un cuerpo moribundo y consumido por las aguas de la turbia mente.
Las telarañas  recubren cada vez más mi corazón. Quién sabe qué podrá desprender tanto abandono. Las esperanzas me parecen una mentira, me parece esa excusa  para mantenernos expectante de lo que pase. Aunque lo que pase sea una total tragedia o una fatal felicidad. Pero la esperanza es ese in-paz sin sentido. ¿Tanto tenía que esperar?...  El ‘’ vivir el hoy’’ no tiene nada que ver con negar los sentimientos, con pensar que todo se va a transformar a medida que avanzamos. Si se siente algo se va a sentir desde el primer momento. Desde ese pequeño fragmento de tiempo en donde nuestras vidas rozan con otras vidas. No estoy hablando solo y precisamente de PERSONAS. Oh, las personas y su eterno juego con el tiempo. Con sus absurdas excusas del mañana y de las promesas. Qué lamentable suenan algunas veces, renunciando a todo por el orgullo. Matando, matándose.

lunes, 30 de marzo de 2015

Umbral


   ''Sera el destello de luz que se cola entre las frondosas ramas 
el que dará vida al brote. Brote que sera árbol , que será bosque.
Nunca subestimes a un umbral.''





Avanza el tiempo como lo hacen las olas sobre el mar. Lento al comienzo pero despedazando la costa, borrando las huellas, imponiendo las grietas. Así avanzan lo días en este solitario pueblo de laberínticos mundos. Triste es que usualmente tendemos a volver al comienzo, como un ciclo interminable y agobiante.
Impregnado de bellezas cotidianas puede estremecer el reloj que con cada ‘’tic tac’’ nos avisa que estamos viviendo. Ya sea con un cumulo de felicidad interminable, o la tristeza efímera que suele apoyarse en nuestra alma con cada lluvia, con cada ser que se va, con cada descorazonada que nos pegan. Pero aun así y frente a todo esto. Estamos. De pie, caminando, corriendo y muchas veces flotando. Volando entre la gente, sus ruidos, sus preocupaciones y su falta de fé en ellos mismos, en los otros y en los demás. Que han preocurando robarse los sueños antes que compartirlos. Pues aquí los miro, desde arriba. Alejándome de aquello a lo que no podría unirme jamás.
Te darás cuenta que por mi mente, ni por la mente del mundo, estaba escrito en algún lado, ni en el aroma de los días, ni en la brisa de verano. Que por alguna razón los hilos de la vida, los que nos conectan con el centro del universo. Nadie lo pensaría, que nuestros hilos terminarían por encontrarse. Tocándose, dando chispas, creando fuego.
 Fue entonces cuando tus palabras que, primero, seducían mi sexo y la promesa del encuentro, las que llevarían a mi arriesgada forma de vivir, a toparse con tu pacifica forma de andar. Palabras que sacudirían mi corazón y formarían la melodía más dulce de los días.
No tardó en llegar el papel en mano, el pasaje a la intriga. La intriga que debía develarse.
Mirando los árboles que pasaban por la ventanilla, o la ventanilla que se deslizaba por los árboles. Por el camino y el sendero que aún llevaba conmigo todos mis desbordadores y humildes  sentimientos.
 Sé que la soledad había sembrado muchos brotes que, muertos por el abandono, habían quedado estancados en lo profundo del alma. Pero es también de la hierba muerta, que nutre la tierra, que crecen nuevos y relucientes sentimientos. Y que con el agua nítida de la esperanza, se curan y se lavan todas las heridas que de no tenerlas, no sabrías si has pasado suficiente o si algo te tiene que pasar.
Caminaba por los mismos lugares de siempre. La mirada era otra. El corazón estaba tranquilo. No era el vino el que despejabas sus dudas, ni el cigarro que se consumía más por el viento que por la pitada. La lluvia cubría las calles y su embriagador aroma decretaba que ese día habían de encontrarse.
La flecha pego en la cien y espantada por el dolor, la razón ya se había perdido. Los latidos se sincronizaron. Por fin, y al fin frente a frente.
No había tanto para decir, todo podía sentirse más allá del lenguaje que desparrama nuestras bocas y el movimiento ondulante de nuestros cuerpos. Cada gesto, cada mirada detenían el tiempo. Podría haber sido la sonrisa más hermosa que podría haber visto ,y también la más anhelada.
Las voces. Los demás. Lo que había que decirse y lo que había que callarse. Todo estaba ahí entre esas cuatro paredes. Aun que no solo éramos dos, cuando queríamos podíamos serlo.
Los tragos del amargo mate, que se volvieron de amarga malta nos enviciaban. Los besos a escondidas, los besos más ricos que podían probarse. Y entre caricias y roces que podían hacer encender hasta la hiedra más húmeda. Hasta la madera más verde.
Las melodías recorrían el espacio. La música, creada para el universo cuando nos atraviesa en éxtasis total, se vive de otra manera. Podría hasta quedar en la memoria de cada molécula de nuestro cuerpo, vibrando por siempre en nuestro ser.
Solos, sin reloj. El silencio. No había nada más que decir. Fundidos entre abrazos y caricias nos encontrábamos. Perdiendo el control como el fluir del viento sobre las arboledas. El fresco de la lluvia, la noche que besaba el día. Todo nos envolvía mientras el placer de nuestros cuerpos conectado por esos hilos, hilos que tensan y tensan cada vez más. Hilos que tejieron este encuentro. Que nos tendieron la cama. Que cubrieron nuestros cuerpos. Nos llevaron hacia el centro de nosotros mismos, al centro del cosmos, donde se abrazan las almas.
La sonrisa de aquella mañana al despedirnos, me recordaba que no había lengua más hermosa que la que surge espontáneamente de nuestro corazón. Podía sentirte aún después de marcharte, acariciando mi piel y besando mi esencia.
El umbral de los sentimientos comenzaba a impregnarse de calma y a la vez de pasión. Esa que mueve el mundo y acá no hay error. Me apasionas. Cada vez que al cerrar los ojos, a volver las horas, a disolverlas y perpetuarlas en recuerdos que ya no habían de esfumarse. Ese pulso que habías de marcar en mí me apasiona.
Te he sentido como un rayo de luz que se cola entre las grietas, que acaricia las huellas, que entiende y acepta las heridas. Y al entrar golpeando las paredes de mi corazón un poco marchito, creaste una sinfonía única. Como la gota de lluvia en la tierra, como el ocaso y su naranja, como la luz de la luna en la noche más oscura. Y aunque no ha pasado tanto, un segundo ha sido suficiente para que el florecer que me provocas haga que espere nuevamente. El roce de tus manos. Los besos a escondidas y el fundir de nuestro ser conectados por los hilos, esos hilos que nos rozaron para hacer brotar el fuego, que tendieron la cama, que cubrieron nuestros cuerpos y marcaron el camino.

sábado, 21 de febrero de 2015

Fragmentos de un diario infernal - Antonín Artaud



Ni mi grito ni mi fiebre me pertenecen. Esta desintegración de mis fuerzas secundarias, de esos elementos disimulados del pensamiento y del alma, ¿podéis concebir, acaso, su constancia?




Ese algo que está a medio camino entre el color de mi atmósfera típica y el despertar de mi realidad.


lunes, 9 de febrero de 2015

Dicotomía de un loco


- ¡Me acusan ¡ ¡Me acusan! ¡Y me vuelven a acusar de estar loco!
Hablo con los árboles y ¿Por eso estoy loco?
Tienen otro lenguaje, que ustedes no lo puedan entender, es su problema. Ellos se comunican. Me miran sin ojos y me hablan sin boca. Pero allí está el mensaje.
¿Cómo sabes cuando ellos tienen sed?  ¿Acaso nunca has visto como se marchitan sus hojas y se rehúsan a moverse con el viento?...
Ellos hablan, me hablan y estoy muy seguro de que te hablan a ti también. Pero, qué necio y qué orgullo tenes. No queres aceptarlo, claro, porque es más fácil aparentar ser como todos esos seres insensibles que no pueden sentir ni el latido de la tierra. ¡Sí! Ella late y lo hace al mismo ritmo que nuestro corazón. Nos mantiene conectados, nos mantiene unidos, somos los mismos, pero con otro timón. Otra forma, otro color. Los mismos seres que eligieron lucir distintos.
¡Soy testigo de todo ello ¡ Pero insisten! Quieren que admita que por sentir lo que siento, por ver lo que veo y palpar lo que palpo me convenza de que soy un ser distinto al resto del mundo. No les daré con el gusto. Seguiré siendo yo, como ustedes, como todo lo que moldea el universo que fluye sin fin.
Aquí, en esta tierra tienen todo lo que necesitan. No lo valoran. No porque no puedan hacerlo, no quieren, y esa… ¡ESA ¡ Sí! Esa es la parte más triste y cierta de ésta historia. Han elegido vivir del lado opuesto de la vida, del lado de lo común, lo ordinario. ‘’ El dinero me dará todo’’. Decían los burgueses obsesos y con sus fauces poniendo la mira en la costilla del pobre. Y tanto prestar atención en la costilla la tierra, se abrió y se los tragó. En este mundo tendrás todo, menos ese poder, porque eres parte , pero no eres consciente de ello.

sábado, 7 de febrero de 2015

Manifiesto al alma

El peor error es no hacer lo que unx ama por miedo a dejar de pertenecer al sistema, a esta mierda de sistema. Amo la educación, pero no puedo mentirme, no puedo ser parte de éste sistema educativo creado para encuadrar las mentes y que terminen como yo, no sabiendo apara donde ir, creyendo que solo vales si tenes un titulo de algo, pensando en el dinero, en lo material, en toda esa basura que al final. sabemos todos, no nos da la felicidad.

jueves, 5 de febrero de 2015

El Aprendizaje

Era la hora. El sol comenzaba a dar sus manotazos para llamar al amanecer. Los pájaros emprendían vuelo, un nuevo día había llegado. Las estrellas comenzaban a desintegrarse en el cielo, y mis ojos pudieron ver por fin una '' estrella fugaz'' . Pido un deseo, muy repentino y espontaneo, incluso aún no se porque lo hago, según mi racionalidad eso siempre fue una mentira. Sin querer, o queriendo lo hago... Deseo con todo el poder de mi ser un cambio en mí vida. El sol atrae a la mañana y mi cuerpo es atraído por la cama. Me marcho lentamente pensando en esa actitud que había tenido, incluso me reía de ello.